* El primer contacto con la autoridad, es el más importante para evitar los efectos nocivos de la victimización
Toluca, México, 29 de febrero de 2016.- Para lograr que las víctimas de algún delito o violación grave a los derechos humanos confíen en las autoridades y reciban un trato digno, es indispensable que los responsables de su atención muestren gran sentido humano, que comprendan que las personas sufren y por ello requieren empatía y respeto, afirmó Verónica Martínez Solares, investigadora y responsable del programa para América Latina de la organización internacional consultiva para las Naciones Unidas.
Al dictar una conferencia en la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, manifestó que el primer contacto de las autoridades con las víctimas es de suma importancia, ya que la escucha y el buen trato, será lo que evite los efectos nocivos de la victimización.
En presencia del titular de la Codhem, Baruch Delgado Carbajal y de la Presidenta del Colegio de Abogados y consejera ciudadana del organismo, Luz María Consuelo Jaimes Legorreta, dijo que los sistemas de justicia deben evitar ver sólo los hechos y no el dolor de las personas, porque al victimizarlas se afectan muchas esferas.
Aseguró que la violencia cuesta hasta el 12 por ciento del Producto Interno Bruto de una nación y causar serias afectaciones a nivel social, en tanto que atender a las víctimas puede solucionar muchos problemas y tener una comunidad saludable, incluyente, solidaria y una economía creciente, destacó.
El buen trato, agregó, genera que la víctima confíe, que hable, que no caiga en crisis y genere una mejor sanación en su proceso, además de ahorrar tiempo en los sistemas de justicia penal, y lo más importante es que se preserve el derecho a la dignidad, por eso los gobiernos deben tener mínimos instrumentos para auxiliarla, ya que a nivel mundial sólo es atendido el 30 por ciento.
Señaló que es de suma importancia y pocos países han implementado el cuidado al personal que las atiende, para evitar el fenómeno conocido como síndrome vicario, del quemado o de burnout, pues quienes trabajan en contacto directo con las víctimas todo el tiempo escuchan historias trágicas, de agresión y dolor ajeno, lo cual se acumula y lo hacen suyo, causando estragos en su salud y en su convivencia.
Destacó que en la vida cotidiana de las y los ciudadanos, los derechos humanos son el mejor instrumento de prevención, lo que se traduce como el derecho que tienen todas las personas para no ser víctimas de delitos y cuando ello ocurra, que existan los mecanismos para reclamar.
Por último, mencionó cuatro aspectos básicos de la atención a víctimas del delito, indispensables para preservar su dignidad: el acceso a la justicia y el trato digno; el resarcimiento; la indemnización y la asistencia.
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