En vez de abatirla, la han fortalecido en su carácter y decisiones para seguir adelante en la vida.
Sandra Maribel Matamoros se ha ganado el respeto de sus compañeras y compañeros de la UMAA No. 198.
Después de luchar contra dos enfermedades que la tuvieron prácticamente incapacitada por casi dos años, la médica en Medicina Familiar Sandra Maribel Matamoros Barrera ha logrado superar sus padecimientos: un cáncer de ovarios y una hipersecreción gástrica.
Ambos padecimientos la hicieron reducir 12 kilos, perder el cabello, cejas, pestañas y padecer fragilidad de las uñas de sus manos, debido al tratamiento clínico y las quimioterapias.
En la actualidad, aún en proceso de mejoría sin dejar de atender su salud, reinició su actividad médica en la Unidad Médica de Atención Ambulatoria (UMAA) No. 198, en Coacalco, donde labora desde hace 12 años, de 23 que lleva en el Instituto en la especialidad en Medicina Familiar.
Es admirable su salud, su enorme anhelo de vivir y su entrega profesional como médica que, sin importarle la falta de cabello, que cubrió con un gorro; sin cejas, que sustituyó con un tatuaje, pestañas postizas y en un tiempo hasta con una bolsa urinaria oculta, desde hace unas semanas se le ve nuevamente activa en su consultorio donde atiende hasta a más de 20 pacientes en su jornada laboral, proporcionándoles una atención responsable.
La médica se ha ganado el respeto y la estima de sus compañeras y compañeros de la UMAA No. 198 y el afecto de sus pacientes que la colman de pequeños obsequios, pues no hay día quien no le lleve la manzana, la botella con agua, un bocadillo, la servilleta bordada o palabras de gratitud de los propios derechohabientes, mujeres y hombres, por sentirse favorecidos con la calidez de la consulta clínica familiar.
“Cuando estamos enfermos, al menos para mí, mi obstáculo es no venir a trabajar, sobre todo cuando una quimioterapia me limita; o la cirugía gástrica me impide llevar con normalidad mi día. Me deprimía estar en el hospital, o en casa, ya quería venir a laborar. No me interesaban las criticas, ninguna circunstancia fue impedimento para volver estar en lo que me apasiona: la medicina familiar”, expresó-
La mujer proviene de una familia integral, “amorosa y apoyadora”, como ella misma la explica, que le transmitieron la pasión por la mMedicina y la Pedagogía desde pequeña, tanto su padre, el doctor José Luis Matamoros Zenteno, maestro formador de residentes del IMSS por más de 20 años, como su señora madre de profesión pedagoga al igual que sus tres hermanas menores, define cómo ha sido su experiencia en su especialidad en sus 23 años de servicio en el Instituto.
“Todo lo que soy es gracias al Instituto. Nací en el IMSS, fui educada en el IMSS, hice mi especialidad en el IMSS. Amo a la Medicina Familiar, porque somos el primer médico de contacto; tenemos que darle la seguridad al paciente. Somos los responsables de la calidad de vida que el paciente va a tener posteriormente y somos los que hacemos la detección oportuna de cualquiera de las enfermedades que tengan”, comentó.
Han pasado más de dos años desde aquel 020 en que le fue detectado cáncer de ovarios y en el 2021 la hipersecreción gástrica. En la actualidad, la médica Sandra Maribel Matamoros sigue sus tratamientos clínicos de recuperación. Sus enfermedades la han fortalecido para seguir adelante en la vida.
“Me siento bien, me siento feliz, me siento con muchas ganas de estar trabajando, a pesar de que sigo en tratamiento. Estoy feliz porque ya me salió cabello, ya no tengo que venir con el uniforme quirúrgico y ponerme el gorrito; ya me quitaron el cateter, ya no traigo la sonda para poder orinar. Ya puedo masticar, antes no podía. Baje 12 kilos. Pesaba 64, ahorita peso 52. Mejore mucho en la alimentación”.
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