Chalco, México, 10 de julio de 2014.- “Gracias diputado por este juego
fraterno, en donde todos ganamos”, fueron las palabras con las que
concluyeron el gobernador Eruviel Ávila Villegas y el diputado federal
Manlio Fabio Beltrones, coordinador del Grupo Parlamentario del
Partido Revolucionario Institucional (PRI) en la Cámara de Diputados,
la cascarita de basquetbol en el que ambos se enfrentaron luego de
asistir a la ceremonia de graduación de 729 alumnas de la Villa de los
Niños de este municipio.
Momento de romper la formalidad; se despojaron del saco, arremangaron
camisas y se colocaron en sus respectivas escuadras integradas cada
una de ellas por cinco niñas de este centro educativo.
Juego que no fue nada sencillo y que ambos sufrieron, ya que el equipo
blanco del diputado Manlio Fabio dio la batalla una y otra vez a la
escuadra azul del gobernador mexiquense, y se impuso en varias
ocasiones hasta que las jóvenes de esta villa que vestían playeras
celestes robaron la pelota a sus contrincantes, para pasarle el balón
al mandatario estatal y luego éste diera el pase para anotar los
primeros dos puntos del marcador.
Fuera de la cancha, que forma parte de las nuevas instalaciones de la
Villa Olímpica que se inauguraron este día, las porras conformadas por
las recién egresadas de esta institución, no dejaban de apoyar a sus
favoritos. De un lado se escuchada: ¡gobernador, gobernador,
rarrarra!, del otro, ¡diputado, diputado, rarrara!, lo que convirtió a
este sitio, en una verdadera fiesta donde cada uno de los asistentes
eligió a su favorito.
El partido continuaba, el balón botaba de un lado a otro, pasaba por
las manos del equipo azul, luego del blanco, hasta que una de las
jóvenes que integraba al primero, robó la bola en el aire y dio un
pase para que otra de sus compañeras la lanzara y anotaran los
siguientes dos puntos.
El gobernador siempre jugó del lado izquierdo de la grama, servía de
poste abajo del tablero, compartía el balón con las integrantes de su
equipo. Por su parte, Manlio Fabio eligió el derecho, corría de un
lado a otro, botaba el balón, repartía, pero por desgracia, antes de
llegar a la media cancha, perdían la bola.
Las celestes se notaban aguerridas, poseían mejor técnica, compartían
el balón con Eruviel Ávila, quien tiró una vez, falló, recobró la
pelota, distribuyó el juego, recibió nuevamente y, otra vez, la pelota
no entró al aro.
No desistió, el gobernador nuevamente corrió por la banda y lanzó el
balón anotando una canasta.
Manlio dirigía, animaba a su equipo, se desfajó la camisa, luego hizo
lo mismo Ávila Villegas, momento que aprovecharon los blancos para
robar el balón, avanzar hacia su tablero, y anotar los primeros dos
puntos.
Luego, una de las integrantes del equipo celeste, avanzó por el
centro, pasó el balón a Eruviel Ávila, quien dio el pase para que otra
de sus compañeras cerrará el encuentro con un marcador de 8 a 2. Los
capitanes estrecharon la mano y se felicitaron. El partido había
concluido.
La ceremonia de graduación de estas niñas había pasado de la
formalidad al festejo, todas querían estar cerca de los capitanes,
quienes también presenciaron cómo funcionaban los aparatos de
acondicionamiento físico, observaron un partido de hockey sobre pasto
entre un equipo mexiquense y otro de Jalisco, así como una
demostración de tae kwon do, con alumnas del plantel; todas ellas
cinta negra, al igual que algunas de las madres superioras.
Todas las jóvenes aseguraban que era la mejor graduación que se había
vivido en la Villa de los Niños.
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