Toluca, Mèx., 28 de junio 2015.-La falta de
una reforma integral para el campo, mantiene a los productores en condiciones
de vulnerabilidad y a miles de jornaleros en la esclavitud, toda vez que las
mismas política públicas se mantienen desarticuladas para avanzar en el rescate
del agro mexicano, afirmó la secretaria de la Comisión Especial de Asuntos
Alimentarios, Julisa Mejía Guardado.
Dijo que en México no existe una política
integral de alimentación y nutrición que pretenda resolver el principal
problema del país: la baja disponibilidad de acceso a alimentos saludables como
son las verduras, frutas, frijoles y otras leguminosas, granos enteros; a la
par de reducir el consumo creciente de alimentos ultraprocesados y otros muy
ricos en sabor, pero bajos en nutrientes.
Puntualizó que la pobreza alimentaria es
tal que alrededor de 30 millones se encuentran en esta situación y millones más
tienen sobrepeso u obesidad, lo que puede combatirse con la producción de alimentos
orgánicos de pequeños productores que ahora no son siquiera, apoyados por las
políticas públicas del gobierno, toda vez que se priorizan las trasnacionales
alimentarias y las granjas de productos de exportación.
Mejía Guardado comentó que mientras la
Sedesol supuestamente combate el hambre en las familias mexicanas, cuando en
realidad es utilizada con fines electorales, la Secretaría de Salud tiene
programas contra la obesidad y la diabetes de manera separada y las políticas
del campo siguen otro camino.
“Con esta desarticulación de políticas
públicas nunca se recupera México como granero de la Nación y muchos menos la
soberanía alimentaria tan necesaria en estos momentos para mantener la
independencia del país de las grandes potencias alimentarias, pero se prefiere
entregar los recursos del país al extranjero, para estar en un panorama similar
al del porfiriato, con violencia e inseguridad que podrían generar más
inestabilidad política”, subrayó.
En México, agregó, de acuerdo a los
expertos, existen alrededor de cien alimentos orgánicos certificados, lo que
demuestra que técnicamente son posibles, pero las políticas oficiales no favorecen
la transición a la agricultura ecológica.
Señaló que la solución al grave problema de
la mala nutrición que provoca desnutrición, deficiencia alimenticia, sobrepeso
u obesidad, está en la atención al campo con una política integral que apoye en
lo particular a los pequeños productores, mismos que no sólo son proveedores de
alimentos saludables sino que también constituyen una población vulnerable,
social y nutricionalmente.
Para esto, consideró que es importante
replantear desde el modelo económico del país, la reforma integral del campo, hasta
la construcción de una propuesta alternativa de relación entre el consumidor y
el productor; desde la parcela hasta la mesa, así como promover en las grandes
zonas urbanas los huertos familiares para que los mexicanos se den cuenta de
cuáles son los alimentos que proveen los nutrientes necesarios para una
alimentación adecuada, como lo establece la ley aprobada por los diputados y
que espera sea avalada en El Senado.
“De otra manera el gobierno federal seguirá
calentando el caldo de cultivo para más violencia e inestabilidad en el país
con la entrega que está haciendo de los recursos naturales al extranjero; los
campesinos ya saben quiénes los esclavizan, es el momento de cambiar de
opción”, concluyó.
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